martes, mayo 31, 2005

Como Nace un Paradigma ?

Un grupo de cientificos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas.

Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo.

Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo agarraban a palos.
Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas.

Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos.
La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante
del grupo ya no subió más la escalera.

Un segundo mono fue sustuido, y ocurrió lo mismo.
El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato.
Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho.
El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido.

Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas. Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería:
"No sé, las cosas siempre se han hecho así, aquí..."

Te suena conocido?

No pierdas la oportunidad de pasar esta historia a tus amigos, para que,de una o de otra manera, se pregunten por qué están golpeando .y....por qué estamos haciendo las cosas de una manera, si a lo mejor las podemos hacer de otra.

"Es más fácil desintegrar un átomo que un Pre-Juicio" . Albert Einstein

lunes, mayo 23, 2005

Que nos esta pasando ?

Somos las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los errores de nuestros progenitores. Y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, somos los más dedicados y comprensivos pero a la vez los mas débiles e inseguros que ha dado la historia. Lo grave es que estamos lidiando con unos niños mas "igualados", beligerantes y poderosos que nunca.

Parece que en nuestro intento por ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo al otro. Así, somos los últimos hijos rezagados por los padres y los primeros padres a quienes los hijos nos rezagan; los últimos que le tuvimos miedo a los padres y los primeros que le tememos a los hijos; los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos.

Y lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos nos irrespeten. En la medida que el permisivismo reemplaza al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal. En efecto, antes se consideraban buenos padres a aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto; y buenos hijos a los niños que eran formales y veneraban a sus padres.

Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas entre adultos y niños se han ido desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquellos que logran que sus hijos los amen, aunque poco los respeten. Y son los hijos quienes ahora esperan respeto de sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias y su forma de actuar y de vivir. Y que además les patrocinen lo que necesitan para tal fin. Como quien dice los roles se invirtieron, y ahora son los papas quienes tienen que complacer a sus hijos para ganárselos, y no a la inversa, como en el pasado.

Esto explica el esfuerzo que hacen hoy tantos papas y mamas por ser los mejores amigos y parecerles "chéveres" a sus hijos. Se ha dicho que los extremos se tocan. Y si el autoritarismo del pasado llena a los hijos de temor hacia sus padres, la debilidad del presente los llena de miedo y menosprecio al vernos tan débiles y perdidos como ellos.

Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como lideres capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener y de guiarlos mientras no saben para donde van. Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga.

Solo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante liderándolos y no atrás cargándolos y rendidos a su voluntad.

Es así como evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se esta hundiendo una sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros ni destino.

lunes, mayo 02, 2005

Niños Consentidos

Cada día, los hijos se van más tarde del hogar.

Es más, hay cuarentones que viven y dependen de sus padres.
Parecería que estamos fallando en el proceso de separación, independencia y de crear individualidad.

Es irónico lo que pasa. Los padres dedican su vida a hacer felices a sus hijos y el resultado es la infelicidad, pues ellos nunca aprenden la autosuficiencia, nadie los preparó para esto.

En aras de una felicidad mal entendida, los padres les dan todo y más: clases de música, deportes, el mejor colegio, felices cumpleaños, viajes exóticos y, en fin, un exceso de gratificación.

Estos padres se sacrifican no sólo monetariamente sino en todo sentido para que sus hijos tengan lo mejor del mundo.

Pero al ver crecer a estos hijos estamos viendo que se vuelven no sólo cómodos sino exigentes. Son niños que han crecido con tanta atención y preocupación por su felicidad que se quieren mucho a sí mismos, pero a nadie más.

Esa autoestima no es buena. Les hace difícil dar a los demás y, por lo tanto, sus interacciones emocionales son conflictivas.

Esto no pasó con generaciones anteriores. Jóvenes cuyos padres no se preocuparon tanto por la felicidad de sus hijos sino por la de ellos, y los resultados fueron gente trabajadora, luchadora y sobre todo, independiente.

Eran padres que no sobreprotegían (tal vez porque no había tantos peligros) y dieron a sus hijos más libertad hasta para cometer errores, lo cual llevó al desarrollo en ellos de un buen sentido de responsabilidad e identidad.

¿Qué vamos a hacer entonces con los hijos de hoy, egoístas, cómodos y dependientes? La respuesta es obvia: ponernos las pilas y exigirles.

Hacer acuerdos sobre lo que sí y lo que no se puede. Enseñarles lo que se llama ‘juicio de realidad’. Hacerles ver que tienen que ganarse las cosas y que todo tiene un límite que hay que respetar. Una tarea esencial es enseñarles desde muy temprano el buen manejo del dinero. Si quieren algo extra, que trabajen y lo consigan.

Ver que sus padres buscan su propio bienestar como personas y pareja será un buen ejemplo para estos hijos. Es importante que vean que así como los padres hacen sacrificios por ellos, también merecen privilegios y respeto. Ya, más adelante, ellos se ganarán esas comodidades pero por sus propios méritos.

Prepare entonces a sus hijos para que se labren su felicidad. Ojalá que con el primer sueldo se les exija algún aporte para la casa. Si no, ahí los tendrán pegados, cómodos pero poco productivos y, posiblemente, bastante infelices.

Reflexione. Cualquier día es bueno para cambiar de estrategia en la crianza de los niños de hoy.
Annie de Acevedo (Psicologo)